Los baños judíos se incorporan al patrimonio histórico y cultural del Ayuntamiento de Zaragoza

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha visitado esta mañana los antiguos Baños Judíos de la ciudad, ubicados en el sótano del Coso nº 126-132, para conocer de primera mano este espacio histórico y singular que ya es plenamente municipal, y sobre el que los servicios técnicos del Ayuntamiento ya están trabajando para hacerlo visitable a principios del próximo año.
En la visita, el alcalde ha estado acompañado por el consejero de Urbanismo y sostenibilidad, Pablo Muñoz, por representantes de los grupos políticos municipales , y de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, entre otras personas.
El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha visitado esta mañana los antiguos Baños Judíos de la ciudad, ubicados en el sótano del Coso nº 126-132, para conocer de primera mano este espacio histórico y singular que ya es plenamente municipal, y sobre el que los servicios técnicos del Ayuntamiento ya están trabajando para hacerlo visitable a principios del próximo año.
En la visita, el alcalde ha estado acompañado por el consejero de Urbanismo y sostenibilidad, Pablo Muñoz, por representantes de los grupos políticos municipales , y de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, entre otras personas.
Obra mudéjar del siglo XIII
Los Baños Judíos de Zaragoza aparecen ya citados en diversos documentos del siglo XIII, siendo su referencia más antigua de 1266. Están ubicados en lo que en aquella época se denominaba «Judería Abierta», frente al denominado Castillo de los Judíos, cuyo emplazamiento se ubicaba en el solar donde actualmente se encuentra el Real Seminario de San Carlos, y que cumplía las funciones de cárcel, sinagoga mayor, hospital y carnicería. Desde este castillo se pasaba por una puerta llamada de la Carnicería de los Judíos a los baños, que estaban ubicados al otro lado del Coso.
En la actualidad se conserva sólo una parte de aquellos baños: una sala, sensiblemente rectangular, dispuesta a modo de claustro, con cuatro tramos en las galerías cortas y cinco en las largas, abovedada con crucería sencilla que apea en diez columnas para separarlo del espacio central, rectangular y cubierto con una bóveda esquifada. Las bóvedas, que tenían iluminación central, están construidas en ladrillo, salvo las columnas, con sus bases y capiteles, que son de alabastro.
Esta gran sala comunicaba con otra más pequeña, de dos tramos abovedados con crucería sencilla, eliminada al hacer la nueva edificación, instalándose la sala que se ha conservado a dos metros de profundidad del nivel original.
Los baños judíos de Zaragoza, que siguen la disposición de los baños hispanomusulmanes y sobre todo taifales del siglo XI, son una obra mudéjar del siglo XIII, con elementos formales cistercienses.
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